CÍRCULO DE LECTURA Y TALLER DE ESCRITURA CREATIVA: REFLEXIÓN FINAL
NEFELIBATA…
¡UN PASO A LA IMAGINACIÓN!
Círculos de lectura como estrategia pedagógica en
la formación de lectores
“Para una
literatura infantil que no caiga sobre los niños como un peso externo o como
una tarea aburrida,
sino que salga
de ellos, viva con ellos, para ayudarlos a crecer y a vivir más arriba,
tendríamos que
conseguir relacionar íntimamente estos tres sustantivos:
imaginación-juego-libro.”
Gianni Rodari
El círculo de lectura/taller de
escritura creativa Nefelibata, se enmarcó dentro de una propuesta pedagógica que
apostó por la sensibilización y el empoderamiento de los sujetos desde el
disfrute de la literatura para permitir una construcción del proyecto de vida
de manera solidaria y humanizadora. Se asumió la literatura como una opción
para problematizar la realidad y generar cuestionamientos de vida desde un
trabajo estético, donde el lenguaje se ofreció con una visión transformadora
que brindó un espacio de ruptura para convocar, provocar y conmover a partir de
estrategias de lectura que dieron voz a los sujetos a través de la escritura
como un nuevo modo de leer-se y leer el mundo.
El taller garantizó la exploración y
la ruptura con lo convencional desde un espacio de fabulación y creación en el
que las historias permitieron la construcción y deconstrucción de las
experiencias propias y del otro, la consolidación de la identidad y la
abstracción del mundo para encontrar diversas alternativas de solución a los
conflictos y dificultades desde la libertad, el respeto y la empatía. Nefelibata
se convirtió en un espacio de celebración de la imaginación, la creatividad y
la diversidad que rompió con las estructuras homogenizadoras y formalistas con
las que tradicionalmente se aborda la lectura literaria en la escuela, parafraseando
a Lardone y Andruetto (2005) se facilitó la exploración del imaginario, la
estimulación de la percepción sensorial y de la memoria afectiva, para hacer de
este espacio creativo, un espacio de aprendizaje de ellos mismos y del mundo.
Desde el
espacio de lectura literaria en voz alta y el taller de escritura creativa se permitió
la exploración de las sensaciones y emociones de las participantes, al asegurar
que estas experiencias de fantasía, lúdica y juego atravesaran el cuerpo, y así
como lo plantean en el video de la Red pública de bibliotecas los promotores de
lectura, se provocó la transformación de quienes se dejaron afectar por esta y
confirmando que el acercamiento amoroso desde ambientes amigables y creativos lleva
a “enamorarse de la experiencia de la
lectura”, según lo afirma Diego Ruíz. Es así, que las participantes manifestaron
de manera abierta en varias ocasiones, como el ejercicio de lectura las había
sacado de la rutina diaria donde leer como actividad académica no les permite
expresarse libremente, convirtiéndose este espacio en “un camino a la
imaginación, donde todo es posible”, como lo expresaba Norma (estudiante de
quinto grado).
El taller
de escritura creativa, también evidenció, que la palabra escrita es solo una de
las maneras de expresarnos, como se plantea en el texto La construcción del taller de escritura: en la escuela, la biblioteca,
el club… (Andruetto y Lardone, 2003), el taller de escritura debe ser un
espacio de negociación, que supere las barreras de la imposición academicista y
dogmática, para invitar a la seducción y el conocimiento, con un toque de
astucia, donde se celebre la vida, se facilite la exploración de lo imaginario,
la estimulación de la percepción sensorial y la memoria afectiva a partir de la
manipulación, deconstrucción y construcción de textos. Garantizar desde lo
lúdico y lo imaginativo, la creación, el acercamiento y la libre expresión permitió
la exploración personal y la ruptura con la homogenización impuesta de manera
tradicional en la escuela; es así, que se logró una primera aproximación a una
lectura y escritura liberadoras desde el placer y el disfrute para “abstraernos
del mundo … y encontrarle un sentido”
(Andruetto y Lardone, 2003), pero
también abrió el camino para la re-creación de las historias personales, en un ejercicio de
construcción de identidad grupal y cultural, en el que el papel del mediador
fue como lo expresa Petit (1999), el de “tender
puentes” que llevaron a la iniciación, al afianzamiento y/o la
profundización literaria.
La
biblioteca escolar se transformó en un espacio amigable, un lugar acogedor que
enseñó nuevas posibilidades de vida y convivencia, donde el disfrute literario
permitió despertar otras sensibilidades y fortaleció el desarrollo de
subjetividades, que aunque presentes a diario no habían sido escuchadas, se dio
voz, desde un espacio estético y
artístico, a todo aquello que venía siendo acallado. Las estudiantes vinculadas
a la actividad lograron explorar su intimidad y afectividad desde el
acercamiento literario, lo que les posibilitó hacerse conscientes de sus
actuaciones y de las consecuencias que pueden traer para ellas y sus compañeras
y fueron capaces de identificar situaciones de vulnerabilidad o conflicto en la
convivencia diaria en la institución, generando un espacio de empatía y
resiliencia que fortaleció los lazos de amistad.
Si bien es
cierto, como lo expresa Petit en su texto El
papel de los mediadores (1999), “[…] aunque la mayor parte del tiempo el
bibliotecario o el maestro no reciba ningún eco de lo que pudo provocar, puede
a veces contribuir a hacer que cambie un destino”. En esta particularidad,
radica la magia y el misterio de la lectura literaria, pues las palabras se
convierten en instrumentos de empoderamiento que desde la afectación generan
procesos de agenciamiento en los sujetos, quienes terminan modificando los
constructos impuestos por la sociedad para ver el mundo desde otras
perspectivas y con un ángulo de percepción más sensible y solidario.
Las
diversas dinámicas de trabajos que se pudieron evidenciar a lo largo del
círculo de lectura y taller de escritura creativa permitieron comprender que “por
más comprometidos, por más imaginativos que sean los bibliotecarios o los
maestros, no son omnipotentes y sus tentativas pueden estrellarse contra la
realidad en ciertos contextos” (Petit, 1999). De esta manera, se llega al
cuestionamiento frente a las condiciones del entorno como detonantes o
limitantes para los procesos lectores, y es a su vez, una invitación a la
improvisación consiente, pues es en estos momentos en los cuales se pone a
prueba el trabajo del mediador, sin desestimar las dinámicas propias del
entorno, se requiere de estrategias que centren a los participantes y renueven
la motivación frente a la literatura como espacio expresivo potencializador de
la imaginación y la creatividad, dado que como lo plantea Chambers (1999) “el
lector no es un receptor pasivo, sino copartícipe en la creación de la
historia” y, es esa sensación de placer y disfrute la que lleva a los oyentes a
hacer-se parte del relato, transformando la dinámica de trabajo. La lectura y
la escritura se convierten en estrategias que convidan a la improvisación
brindando una oportunidad para descubrir nuevos intereses desde la
espontaneidad, en espacios tranquilos y relajados que facilitan la comprensión
literaria.
A lo largo
del proyecto sobre círculos de lectura, se hizo evidente el fortalecimiento del
proceso lector y creativo de las estudiantes, quienes mostraron una notoria
motivación por acercarse a la lectura desde ambientes diferentes al espacio
académico, donde se entiende esta, como un ejercicio dogmático. Comprender la
lectura literaria desde una postura de placer y disfrute implica un cambio en
la manera de abordarla y comunicarla, tanto para el docente como para los
participantes de dichos ejercicios, sin que ello implique que deba realizarse
en espacios diferentes al aula escolar, pues aunque el ideal es invitar a la
biblioteca, al aire libre, a la sala de nuestro hogar a compartir un buen
libro, también debemos tener presente que es en el aula el lugar donde los
niños, adolescentes, jóvenes y un buen número de adultos pasan gran parte de su
tiempo; que mejor espacio que este, para convertirlo en un laboratorio de la
imaginación y la creatividad.
Retomando
las palabras de Petit (1999) la lectura debe ser una experiencia singular, una
experiencia de familia, una historia de encuentros que convide a la resistencia
desde la imaginación, es por ello, que el papel del mediador es determinante
para encaminar esta maravillosa aventura de descubrir el mundo a través de los
libros y de la palabra hecha historia, en ocasiones, a través de imágenes para
el deleite de los lectores.
Sin embargo, surge una inquietud alrededor de la
posibilidad creativa de los lectores, pues como lo plantea Frugoni (2016) se ha
creado una metáfora
De la “creación” referida a la producción
literaria […] y las actividades de escritura que se proponen a los alumnos.
Según esta creencia, existe una espontaneidad creadora en los sujetos, en este
caso niños o jóvenes, que se basta a sí misma y que no es necesario atender o
que no puede convertirse en objeto de reflexión teórica. (Pág. 3)
Donde se supone que al
enfrentar al lector a una hoja en blanco debe ser capaz de crear invenciones
con facilidad e imaginación, sin embargo, en la práctica se hace evidente que
no es un proceso sencillo, pues los primeros que ejercen resistencia son los
mismos lectores convertidos en escritores, ya que iniciar una historia no es
nada simple y, por el contrario, en ocasiones surge como verdadero reto
creativo. Dado que se espera permitir ese espacio de libertad creadora para dar
rienda suelta a la imaginación sin preámbulos ni objeciones, olvidamos que esta
depende de una lógica ficcional que permite desarrollar la habilidad de
construir y representar ficciones discursivas, donde el docente debe ejercer un
papel mediador en la interpretación y producción de este tipo de textos que
lleven a que el lector/escritor transforme y molde la historia a la cual está
dando vida desde un entorno amigable y conciliador.
No se debe desconocer que
este ejercicio creativo es
Una práctica que recurre a la invención como
un viaje a nuestra “memoria cultural” ”- a lo que sabemos por ser parte de una
cultura-y que puede articularse con una reflexión sobre los procesos que
permiten la elaboración de mundos imaginarios. (Frugoni, 2016,
pág. 8)
Como es
claro, el taller círculo de lectura y escritura creativa, ha sido una constante
invitación a la participación y a la
reflexión del quehacer pedagógico, pero sobre todo, a una nueva manera de
concebir la literatura, dentro y fuera del aula, como elemento fundamental para
la construcción de sociedad y de sujetos, que se dejen afectar por la lectura
desde el disfrute y el placer, se concibe a sí, una nueva manera de constituir
subjetividades, de construir historia, de ser desde el acontecimiento de la
palabra.
La dinámica
de los círculos de lectura se convirtió en una apuesta pedagógica interesante y
retadora, ya que cada encuentro significó nuevas experiencias y, sobre todo,
nuevos aprendizajes. Cada sesión permitió
descubrir formas diferentes de lectura y escritura y maneras personales de
acercarse a la literatura que variaron desde el gusto hasta el hastío. Es así,
que al analizar uno de los textos de Perriconi, en el cual hace referencia a
lectura de temas difíciles desde la lectura literaria, temas como la ausencia,
la muerte, la separación, entre otros, encontramos que estos pueden estar
presentes en los textos ofrecidos sin la necesidad de que sean nombrados.
Los libros
de literatura ofrecen un camino nuevo para explorar la sensibilidad y los temas
difíciles de la realidad de los sujetos, quienes al insertarse en el desarrollo
de los círculos de lectura descubren una manera de liberarse y darle voz a
situaciones silenciadas, que en su cotidianidad les generan preocupación,
ansiedad, angustia o tristeza. Aunque el propósito inicial de la propuesta fue
de carácter lúdico, se dio apertura a una actividad de intimidad y entrega desinteresada
por parte de las participantes, quienes de manera directa expresaron su preocupación
sobre temas personales y/o familiares que las afectaban como la separación, la
ausencia de sus padres o la muerte. Encontrando en un ejercicio de fantasía e
imaginación una forma oportuna de afrontarlo y tomar distancia para ver otras
perspectivas y posibilidades de acción, por ello se hace oportuno traer las
palabras de Perriconi frente a la manera de abordarlos desde la literatura
Los temas difíciles, por dar un
nombre de referencia, son aquellos que están relacionados con las situaciones
límites, las que nos enfrentan con nuestra mismidad, sin concesiones, que nos
motivan necesariamente a preguntarnos por el sentido de la vida y por el
sentido de la muerte, por las ausencias y la enfermedad, en síntesis, aquellas
situaciones que nos enfrentan al casi inagotable interrogante del para qué y
por qué vivimos. […] La conciencia de estas situaciones límites es después del
asombro y de la duda... en la vida corriente huimos frecuentemente ante ellas
cerrando los ojos y haciendo como si no existieran. (Perriconi, 2006, pág. 1)
Es por ello, que se visibiliza la necesidad de
vincular desde la práctica de la lectura y la escritura, espacios que permitan
la exploración, la afectación y la reflexión en torno a la realidad que viven
los estudiantes, para que tomen distancia desde las alternativas que la
literatura ofrece al reconocerse en los personajes que los libros presentan, en
las circunstancias que allí se desarrollan y en los conflictos que se plantean
y que pueden desde la fantasía y la imaginación tener una infinitud de
soluciones, que en el mundo real en muchas ocasiones no somos capaces de
contemplar por la impavidez e impotencia con que se suelen afrontar dichas situaciones.
Desde este espectro de opciones de vida podemos
entender que existe “una necesidad de tender nuevos vínculos entre la práctica
y los conocimientos teóricos en el contexto de la formación de lectores de
textos literarios” (Frugoni, 2016) que permita enriquecer la experiencia
escolar desde las subjetividades que participan en ella y, por supuesto, desde
la riqueza de conocimientos que los libros ofrecen a través de la historias que
los autores proponen. Como lo plantean el texto Gramática de la fantasía
de Gianni Rodari los libros de ficción y de historias proponen una serie de
estrategias a través de las cuales se puede fortalecer el desarrollo de la
fantasía en los niños desde la creación de narrativas resultado de la
imaginación, permitiendo que el uso de las historias facilite el conocimiento
del mundo infantil y juvenil, así como el descubrimiento de fuerzas de
dominación/poder que aparentemente no existen o simplemente no son visibles a
los adultos.
Se comprobó que este espacio de
lectura se convirtió en un refugio para sortear las preocupaciones y
responsabilidades semanales, un lugar para el entretenimiento y la diversión y
una manera diferente de acercarse a los libros sin que estos representen una
carga para quien los lee, ni impliquen un ejercicio académico riguroso ni mucho
menos dogmático que desestimule y limite al lector, que en muchas ocasiones
llega a los libros por curiosidad, pero que encuentra una muralla en la escuela
para explorarlos a su gusto y explotar toda su riqueza de vida.
Es de esta manera, que se descubre en
cada sesión un camino para la espontaneidad, la liberación, el empoderamiento y
la libre expresión de los sentimientos y sensaciones frente a las actividades
planteadas que permitió una
participación sin restricciones, proponiendo un reto frente a la forma de
habitar-nos y habitar en el Otro. El círculo de lectura marca el camino y deja
entrever como “una necesidad vital se hace sentir ante la urgencia de
procurarse otra vida, de expandir los horizontes íntimos, de emigrar a unos
territorios desconocidos y volver para habitar de otro modo la geografía
corporal” (Betancur-Valencia, y Areiza-Pérez, 2013), por ello las personas que han
entrado en el mundo literario para dejarse afectar
No
pueden ser las mismas después de que una obra literaria las reviste de otra
piel y las invita a habitar otros puertos. La escuela es en muchas ocasiones
una balsa que conduce a estos puertos, una balsa donde se viaja a otras
posibilidades existenciales […] que alientan los propios espacios de
transformación. (Ibid, pág. 443)
A pesar de los resultados positivos
evidenciados también fue claro que las responsabilidades cotidianas y los
compromisos académicos propios de la dinámica escolar, siguen ejerciendo una
fuerte influencia en la participación del círculo de lectura, pero fue en este ejercicio
de protesta y subversión donde la propuesta cobró sentido, ya que “permite
tener voz, crear una voz, tener presencia […] Nuestros círculos de lectura
literaria se han propuesto retomar esas relaciones democráticas, dialógicas y
críticas” (Cuervo, 2015), situación que bajo circunstancias escolares normales
no podría haberse visibilizado pues el camino más fácil es callar y cumplir.
Parafraseando a Rodari (1983) se
plantea que la inventiva de historias debe ser empleada en la escuela, y en
general en la vida de los sujetos, como herramienta fundamental para el
desarrollo lingüístico, pues el uso de la imaginación, estimula la comunicación
y el uso creativo del lenguaje, además de la función liberadora que se le
otorga a la palabra pues es esta la que facilita la expresión de emociones,
sentimientos y tensiones de poder/dominación que se dan en el proceso de
formación en la escuela, para permitir a través de la narrativa tal como lo
plantea el autor “todos los usos de las
palabras para todos. […] No para que todos seamos artistas, sino para que
ninguno sea esclavo” (pág. 7).
Así como lo
planteó Freire (1981) “la lectura del mundo precede a la lectura de la
palabra”, Rodari en su texto nos muestra como las experiencias con el mundo son
determinantes para el desarrollo de la imaginación de los niños quienes a través
de sus relatos evidencian su interacción con este, y sobre los cuales la
escuela podría actuar no solo para fortalecer los procesos creativos de los
sujetos, sino también, para transformar las relaciones sociales que se
desarrollan desde este espacio de formación. Cabe destacar que un recurso
fundamental en el desarrollo de la inventiva de narrativas es el uso del
“extrañamiento”, es decir, sacar las cosas de su contexto cotidiano y ubicarlo
en espacios diferentes a los habituales atribuyéndoles cualidades o
características distintivas a las originales, lo que permite que la realidad
sea representada de una manera distinta para ser redescubierta y reconstruida
en favor del creador de historias, quien aplica los valores y enseñanzas
aprendidas en la escuela y en su entorno inmediato, pues es a través de este
recurso que se empodera al sujeto quien puede transformar su mundo a partir de
la imaginación y la creación literaria; situación, que también, podrá alcanzar
mediante el uso de la “desaparición” en los relatos.
Es
importante tener en cuenta, que esta maravillosa herramienta de la inventiva,
es mucho más productiva, cuando se trabaja en grupo, ya que, se verá sometida a
la actitud crítica de todos, lo que la estimulará, enriquecerá, fortalecerá y
expandirá, pues, los participantes serán a su vez autores, actores y
espectadores del juego de la imaginación y la fantasía; entendidas estas dos
últimas, como recursos fundamentales para el desarrollo de las funciones
cognitivas que facilitarán el aprendizaje no solo del lenguaje sino el
desempeño cultural y político, pues es mediante la creación de historias que
los sujetos entienden y apropian muchas de las reglas necesarias para convivir
en sociedad.
“En la escuela los textos se leen más para
juzgarlos y clasificarlos que para comprenderlos” (Rodari, 1983), por ello, se
debe fomentar una imaginación activa no pasiva, una imaginación que no responda
a los intereses de quienes representan la autoridad y lo que ellos desean leer
y escuchar, sino una imaginación que represente la apropiación de la
expresividad del sujeto y, por tanto, sea una manifestación viva de su
subjetividad y pensamiento. Los procesos de apreciación y creación literaria no
deben de ser de tipo moralizante, sino liberadores, pues de lo contrario, serán
olvidados y no cumplirán con su propósito edificante; si se dan dentro de
contextos creativos donde el eje central sea el sujeto y su vida, serán
vivenciados y permitirán el fortalecimiento del gusto por la lectura y
garantizarán un recurso valiosísimo en la escuela para la transformación de los
sujetos y la formación de su subjetividad.
Desde la
escucha activa y el reconocimiento del otro y del yo en los relatos propuestos,
que pueden estar cargados de argumentos en los que ronden elementos fantásticos,
morales, sentimentales e ideológicos, se desemboca en temas que tocan sus
realidad, por lo que podrán ser abordados y discutidos desde todas las
posibilidades a partir de la capacidad creadora que nos otorga la fantasía.
La lectura, a través de las ficciones, los poemas, las leyendas, los
mitos y demás textos es una exhortación a nuevos espacios, a romper con la
estigmatización, con la ignorancia para ser críticos frente al mundo y
directores de nuestro propio destino desde la imaginación, la creatividad y el
ensueño. La lectura es una apertura de nuestro ser y de nuestro cuerpo al
universo, que lleva a tamizar la vivencia cotidiana a través de su simbolismo y
nos empodera para agenciarnos en el
acontecer de la palabra. Se entiende que el juego, el afecto, la alegría y la
experiencia amorosa que desencadena el promotor de lectura procura un mundo
misterioso y prometedor desde los libros para acunar al lector ávido y curioso
que siempre llevará en su interior un relato fundacional que llegó desde algún
lugar remoto de la ficción para habitarlo durante toda su vida y, al cual
retornará cada vez que la soledad toque a su puerta para recordarle que en los
libros y en sus palabras siempre encontrará el aliciente y las opciones de vida
que el mundo ofrece de manera limitada, porque como lo anuncia Robledo (2013)
Los textos buscan lectores, y
yo mediador, promotor, intérprete de la cultura escrita, busco textos para
ofrecer a los lectores, pero textos cargados de sentidos. […] Y son esos
textos literarios los que tienen el poder de viajar a través del tiempo, de los
lugares y de las diversas culturas y encontrar a los lectores. Textos que
hablan con voz propia al interior de los lectores, textos que provocan
encuentros, encuentros furtivos y azarosos como los de la vida. Encuentros
inesperados que me revelan, me descubren, me confrontan, me permiten mirarme a
mí mismo. (Pág. 3)
De este
modo, nos descubrimos ante un universo rico en experiencias que nos brindó a
través de nueve estudiantes en condiciones de vulnerabilidad una nueva forma de
vivir-se y leer-se los libros, en el que el mundo infantil se nos reveló con un
sinnúmero de posibilidades similar al caleidoscopio que entretiene nuestra retina
al ser traspasada por la luz y, donde la lectura se convierte en una
experiencia de vida, que nos atraviesa el cuerpo para transformar-nos el alma;
es desde esta perspectiva, que se vislumbra que la literatura nos ofrece el conocimiento
de la condición humana y el camino para comprenderla, revelándose entrelíneas una
comprometedora invitación con una abierta y provocadora propuesta:
Sumerjámonos
en los textos, explorémoslos sin prisa, con paciencia de relojero y agudeza de
explorador, para encontrar las pistas que nos permitan re-crear la experiencia
propuesta por el texto, para habitarlo y dejarse habitar, para ir a ese lugar
al que el texto nos lleva y volver diferentes. (Robledo, 2013, pág. 9)
Siendo un constante
recordatorio de que a través de los libros y de sus historias se perpetúa la
promesa de que el disfrute de vivir está en la posibilidad de soñar.